Descripción del producto
Hay dos momentos históricos que son trascendentales para la fe cristiana: el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, y la semana de su pasión y resurrección. El pueblo de Dios siempre ha celebrado con alegría ambos eventos. El niño de Belén trajo al mundo la realidad de Emanuel: Dios con nosotros. Y la muerte y resurrección del Señor estableció el camino para la restauración de la relación entre Dios y los hombres. En esas celebraciones, las presentaciones musicales y los dramas ocupan un lugar especial. La música nos eleva, nos inspira a meditar en esos sucesos y nos mueve a rendirnos ante el Rey de reyes y Señor de señores. El drama pone en funcionamiento nuestra imaginación al transportarnos visualmente al escenario de esos eventos tan preciados y nos mueve a tomar una decisión personal respecto a su personaje central.